Cocina Revolucionaria

La influencia de la cocina francesa comenzó a llegar a nuestro país a través de las clases altas, dando origen a múltiples adaptaciones y mezclas de platillos que hasta ahora seguimos consumiendo con gozo. Por otra parte, las clases bajas: obreros, trabajadores e indígenas mantenían su gastronomía en las bases del maíz, frijol, chile los cuales abrieron paso a los tan conocidos “antojitos”.

Incluso estos ingredientes básicos aumentaron de precio al llegar la revolución, debido a sus escase y al abandono de los campos, por lo que la población mexicana sufrió una época de severa escases.

Aun así, en esta cocina podíamos encontrar elementos como: el café de olla, el pulque y el tequila, que fue una de las bebidas que repuntó en la Revolución, pues ayudaba a los soldados a darse valor y mitigar el cansancio.


Las clases trabajadoras consumían guisados con alguna proteína que tuvieran a su alcance como lo eran cerdos y pollos, acompañados de chiles, así como legumbres como el frijol, habas y lentejas.

Por otro lado, los hacendados bebían pulque que producían directamente de sus propios tinacales además de acompañar sus platillos clásicos con aguamiel recién extraído, aunque en su cocina influenciada por Francia en algunas ocasiones bebían vino o cerveza lo cierto es que preferían este producto mexicano extraído del agave.